Editorial: de parques y de la vida


Nos gustan los parques de atracciones porque se parecen a la vida pero como si la pudiéramos vivir (al menos por unos instantes) desde afuera.

Nos gustan porque los amores que más enganchan son montañas rusas, caídas libres y subibajas.

Porque vencer al vértigo con un grito se parece un montón al orgasmo.

O porque subirse a la noria, rodilla contra rodilla, con la mujer que uno quiere, es una forma rarísima de hacer el amor.

También porque somos adictos al gusto por el susto; y más adictos aún a la luz que por fin se abre al final del túnel de esta casa del terror donde habitamos.

Nos gustan  los parques de atracciones porque, en el fondo, somos unos masoquistas empedernidos. Queremos que se nos suba el estómago a la boca y que el corazón se nos haga pasa,  anhelamos ese frío que nos gana el bajo vientre justo antes de la caída y deseamos en el más profundo silencio que por fin venga algo a provocarnos esa pérdida del control sobre las mandíbulas.

Nos gustan también los parques de atracciones porque huelen a orines con algodón de azúcar con salchichas con miedo y agua de colonia. El olor del peligro controlado. En fin, nos huelen a infancia.

Será que nos gustan los parques de atracciones porque allí nos sentimos, al fin, valientes en un mundo atestado de cobardes.

Bienvenidos al parque de atracciones de los Hermanos Chang

Fedosy Santaella y José Urriola (maquinistas)


1 comentario:

  1. Mis Queridos hermanitos Chang, tenía un tiempito ausente... pero he vuelto, mas puta y con mas ganas... abrazos... me he disfrutado esta edicción , como siempre con muchisima calidad, y buenos escritos... a ver si nos ponemos al día :)

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